Colegas y proveedores no entendían la utilidad de gastar parte de los centímetros
de publicidad en dichas frases. No entendían en que podía beneficiar a las
ventas o al posicionamiento de las marcas.
Lo cierto es que hacía a mi necesidad de transmitir los valores que entendía
eran primordiales para recuperar la senda hacia un futuro de paz y bienestar.
Si bien mis anhelos en cuanto al éxito se vieron colmados, no así fueron
mis vivencias.
Cuando yo competía en el sector industrial no se trataba de una guerra
sucia, sino tecnología y de eficiencia.
En el sector comercial con KANATU fue totalmente distinto: mis competidores no sabían como enfrentar mi agresiva política comercial.
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Por otro lado para obtener buenos precios yo no le compraba a todos los
proveedores, esto me llevó a aprender que se podían generar todo tipo de
habladurías a fin de distorsionar las cosas.
Por ejemplo, el vendedor del fabricante que me vendía a buen precio por
pagarle de contado y comprarle cantidad, le decía a mis competidores que
compraba financiado y estaba vendiendo debajo del costo, que seguramente
iba a quebrar.
A los que no les compraba decían que no me vendían porque vendía debajo
del costo y que lo hacían para proteger a los restantes comerciantes.
Lo cierto es que el país transitaba por períodos de sobreoferta donde el que tenía poder de compra y efectivo fijaba los precios; y períodos de
sobre demanda donde todo lo que el fabricante producía lo colocaba en el mercado; en ese caso no solo no realizaba descuentos, sino que el
que quería volumen debía pagar un sobreprecio.
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Como ejemplo: Drean, que era el mayor fabricante de lavarropas en ese momento,
operaba de la siguiente manera: ellos colocaban la producción una vez al mes,
¿cómo funcionaba su oferta?
Cuando estaba por transcurrir el mes desde la última venta, ellos aumentaban
los precios fuertemente (Ejemplo 15-20%), en ese momento como quedaban pocas
unidades el precio al público subía; una vez que lograban esto, salían a vender
mostrándole a sus clientes que el precio de venta le dejaba un margen del orden de
los 10-15 puntos, no realizaban ninguna entrega de productos hasta completar las
ventas del mes. Recién entonces comenzaban a entregar; cuando volcaban toda la producción del mes al mercado los precios caían por lo cual
el comerciante trabajaba sin margen o con margen negativo, pero como el comprador pedía Drean, tenía que tener este producto.
Yo en KANATU, como sabía que me necesitaban para cerrar la venta del mes, esperaba el último momento, y sabiendo como funcionaba esta
mecánica, si no conseguía el precio buscado, no compraba. Digamos que el mercado era poco transparente.
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En definitiva, si bien podía estar contento por el éxito, todo el sector hablaba de KANATU, estaba viviendo un escenario lejano al que mi mente
había imaginado.
La competencia se basaba en el poder y no en la competitividad, lo que hacía que se transfiriera riqueza al que tenía el poder de su lado,
lo que atentaba contra toda justicia, y si bien yo estaba del lado de los que se beneficiaban mi pensamiento solo se concentraba en la forma
de cambiar este escenario.
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