LA VIDA ES MISTERIOSA
Cuando el 31 de julio de 2010 mi papá seguramente conducido por San
Ignacio de Loyola entró en el reino de la Paz y el Amor, imaginé que
mi madre cambiaría sus hábitos; ella y mi padre habían decidido desde
fines de los '90 pasar la mayor parte de su tiempo en su casa de
Carilo.
No creía posible que mi madre siguiera sola allí en una casa de 800 m2
y 3000 de parque, sin embargo, empecinada como era seguramente por su
carácter y por tener ascendencia vazca en su sangre, decidió que
seguiría en su casa de Carilo y que moverse de allí representaría para
ella una muerte en vida.
Entre la víspera de Navidad y la Navidad de 2018 tomé las fotos que
acompañan estas líneas.
En las mismas se denota que a pesar de vivir sola desde entonces mantuvo
su actividad y el hacer hasta límites inimaginables.
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No solo se opuso a tener a su lado una persona que ayudara
en las tareas cotidianas, autorizándonos únicamente a que fuera a
ayudarla una persona solo dos veces por semana unas pocas horas
sino que además mantuvo su hogar en un esplendor insuperable.
Simultáneamente continuó manteniendo las actividades con las amistades
cultivadas a lo largo de su vida, moviéndose constantemente entre el centro
de Carilo y Pinamar, y solo esporadicamente y por breve tiempo a Buenos Aires
por algún trámite o alguna festividad que no podía eludir.
Para ella ese inmenso parque representaba un verdadero Eden donde el
cuidado de los arboles, arbustos y diversas flores era parte de su
goce y su disfrute donde pasaba gran parte de su día.
Recibir allí a sus hijos y sus nietos en el verano o en cuanta
oportunidad fuera posible era su constante deseo y su disfrute máximo.
En Mayo de este año [2019] pasó por Buenos Aires y al comentarle - dado
el estado de plenitud física e intelectual que tenía - si no le
gustaría vivir unos cuantos años más me dijo: "Daniel, yo ya hice mi vida,
no me molestaría si sigo así de salud vivir unos años más, pero si Dios
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me lleva estaría muy bien. Mi vida ya esta".
Es misterioso el hilo que conduce la vida.
El 12 de junio por la tarde-noche habiendo ido
a su rutina de Pilates en Pinamar acompañada de
Silvia, su mejor amiga, se desvaneció,
y así en plenitud partió.
Cuando estaba en la víspera de San Antonio de Padua,
santo al cual fueron devotos ella y mi padre y del cual
la mayolica que se ve fue traída por mi bisabuela
de Italia, de la zona de Padua donde estaban sus ancestros
y que hoy se hallan en una de las terrazas de su casa
de Carilo.
Hoy seguramente, después de dejar su paraíso de Carilo,
esta disfrutando de la Paz y el Amor ya inscripta en el libro
de la vida.
Somos nosotros los que la extrañamos pero tenemos
la suerte de poder invocar su intercesión junto con
los Santos.
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