Nací un 24 de septiembre, día de Nuestra
Señora de las Mercedes y de la Batalla
de Tucumán. Estas características distintivas
de dicho día me impresionaron prácticamente
desde mi niñez y a lo largo del tiempo
a medida que fui profundizando en la esencia
que me transmitían fui ampliando mi
conciencia y reafirmando mi identidad.
En el caso de Belgrano a medida que fui
profundizando su conocimiento fui
encontrando múltiples virtudes que lo
destacaban de la mayoría de los hombres
que forjaron nuestra Nación.
Su intuición del momento que se estaba
dando para lograr la libertad y emancipación
de su pueblo, la importancia de los
valores éticos, de humanismo, la visión
de estadista, su entrega por la educación
como base del desarrollo, su valentía y su
entrega aún a costa de sus propios recursos
materiales y de su vida misma.
Todo esto me llevó a creer en él como un
modelo a seguir en cuanto a lo esencial, hoy
en el año en que se cumplen los 200 años de
su muerte me pareció necesario honrarlo y
mi corazón se alegró al leer la reseña del
diario La Nación en su honor, que transcribo
a continuación.
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