Con las banderas de Ignacio y Francisco flameando en mi interior y esforzándome por vivir constantemente un estado de conciencia de
contemplativo en la acción encaré un año de gestión para alinear sueños y proyectos, desafiando con la tenacidad que da la esperanza
las burocracias limitantes de la libertad creativa de la acción. En eso estoy. Delineando el futuro de proyectos de acción empresaria que
permitan un capitalismo humanizado donde el Hombre integrado al cuerpo místico de Cristo sea el centro de la acción, para ayudar aunque sea
en una mínima medida a que esta época antropocéntrica lo sea en función de lo trascendente, que el amor con su verdad, bondad y
hermosura pueda ser el principio, el camino y el fin de toda acción.
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Si bien tengo que seguir
destinando ingentes energías
al asunto Ventura para que
en mi hacer el tema de los
principios no sea solamente
declamativo, igualmente ya
estoy en el camino de
un nuevo hacer.
Pude dedicar 90 horas para
desarrollar mi capacidad de
entendimiento para poder
incluir al sector agropecuario
en mi hacer.
El curso en la Universidad
Austral de Dirección en
Agronegocios fue espléndido
en ese sentido por los
conocimientos que brindó
y la forma de interconexión que generó con los cursantes para que entre todos multiplicáramos dicho conocimiento. El ambiente, alimentado por
la calidad humana y profesional de los compañeros, fue genial. Un verdadero oasis.
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El hacer no me privó
de participar de
emotivos momentos
familiares.
Hace no muchos días
mi sobrina celebraba
participando en una hermosa
ceremonia con Misa incluida
en la Catedral metropolitana
su título habilitante para
iniciar sus estudios
universitarios.
Ver en momentos como los
actuales la inocencia y
la fuerza de los sueños de los jóvenes nos hace reforzar la esperanza de que un mundo mejor esta por venir.
Gracias Señor por este año.
14 de Diciembre de 2016, día de San Juan de la Cruz.
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