Por casi quince años mi actividad empresaria se vio seriamente afectada por la trampa judicial pergeñada por los acreedores financieros sobre
Ceteco Argentina SA, VENTURA, la empresa minorista de venta de electrodomésticos que se hallaba concursada y yo compre en agosto 1999.
Tuve que dedicar un tiempo y esfuerzo prácticamente full time a esta lucha, primeramente para tratar de rescatar a VENTURA y liberarla de esta
trampa, y luego para evitar que estos acreedores fraudulentos que corrompieron el recto funcionamiento de la Justicia no solo se salieran
con la suya sino además para evitar que con su poder omnímodo, alterando todos los órdenes institucionales, arrasaran con mi vida misma.
Todo esto me alejó en todos esos años de lo que es la actividad normal de un entrepreneur, devenido a empresario, que es crear la empresa
más competitiva en un sector determinado para así poder dar servicios y beneficios que otros no dan, y a razón de ello tener un crecimiento
sostenido.
|
Es por esto que a principios del 2014 me cuestioné sí a
la edad que ya tenía, con esta discontinuidad en la acción,
tenía las capacidades para llevar adelante nuevos
emprendimientos.
Entendí que lo primero que debería hacer era sumergirme
en el mundo profesional y allí analizar mi realidad.
Me pareció que el mejor camino para esto era involucrarme
en cursos universitarios de primer nivel en actividades
relacionadas con mis capacidades.
Es así que para entender el marketing actual, y una vez
entendido cotejarlo con mi visión y experiencia en
marketing, me inscribí en un curso de 32 horas de
duración de “Marketing y Desarrollo de Negocios” de la
Universidad de San Andrés. El compartir el mismo con
otros profesionales de diversas edades, pero más jóvenes que yo, fue una experiencia enriquecedora, ya que a la excelencia educativa
se sumaba el compartir vivencias profesionales que en la actualidad vivían mis compañeros de curso.
|
Al finalizar el mismo sentí
que había valor en mis
conocimientos y que podía
utilizar adecuadamente
las herramientas más
innovativas en la materia.
Esta experiencia tan positiva
me llevó a inscribirme en un
curso más senior, dictado
asociadamente durante unos
siete meses por la UCA,
“Formación Profesional del
Director de Empresa”, y por
el IGEP Instituto de
Gobernanza Empresarial y
Pública de unos cuatro meses
de duración, “Director de
Empresas Profesional”.
|
Esta nueva experiencia fue
tan positiva como la anterior,
pero al ser mis compañeros
ejecutivos senior de edades
no tan distantes de la mía,
y al ser mucho mayor la
inmersión, fue una experiencia
aún mucho más impactante.
Sentí durante el mismo que
no solo revalidaba
conocimientos sino que además
incorporaba experiencias y
conocimientos que me capacitaban
adicionalmente para competir
exitosamente en el complejo
mundo actual.
Solo tengo un inmenso agradecimiento hacia mis compañeros de todos estos cursos y hacia las Universidades que me dieron
esta vivificante oportunidad de crecimiento personal y profesional.
|