Nací en el año 1952 en el barrio de Caballito y fui bautizado el 15 de Octubre, día de Santa Teresa de Avila en la Iglesia
Santa Julia, donde también tomé mi primera comunión. Fui confirmado el 4 de Noviembre de 1964, día de
San Carlos Borromeo.
Mi infancia fue una infancia feliz, contenido por mis abuelos y padres.
Recuerdo entre tantas cosas, algunas vacaciones a solas con mi abuelo, Miguel Angel, en un hotel en El Volcan
de San Luis, que el tenía por su obra social, donde un amigo me prestaba un potrillo el que yo montaba en
pelo y recorría la zona.
Recuerdo también con gran emoción los veraneos en Punta del Este invitado por el que era mi amigo del alma
cuando estaba en el San Cirano, Fernando Miguel S.
Soy el segundo hijo de cinco hermanos; mi hermano mayor, Carlos María-hoy fallecido-, mi hermano Alejandro Pablo, una hermanita que
murió cerca del año de vida, Martita María y mis hermanos menores María Fernanda y Fabio Javier.
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Nuestro hogar esta formado por mi padre Carlos Alberto Climaco
Dos Reis que es de profesión Ingeniero e inventor de vocación,
y mi madre Nely María Barcia, profesora de Ciencias Naturales,
los cuales hoy afortunadamente tienen en su edad avanzada, una
vida en paz, totalmente enamorados y gracias a que conservan
intactas sus facultades intelectuales, disfrutan de incontables
placeres en el sosiego de una vida realizada y en compañía de
sus nietos.
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Comencé mis estudios primarios en el Colegio San Cirano de
Caballito, un colegio de cultura inglesa cuyo titular se llamaba Brian
Healy un educador de orígen irlandés y de fuerte carácter.
Del Colegio además de la familiaridad con el
idioma inglés, grabe una máxima en mi corazón que aún "flashea"
constantemente: “veritas praevalebit” (la verdad prevalecerá).
A través del tiempo he aprendido que aunque parezca más difícil,
o parezca que no da rédito, todo debe sustentarse en la verdad
y nunca se puede ocultar la misma, que siempre a la larga emerge.
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Terminé mi educación primaria en el Colegio San Francisco de Sales,
de Almagro, donde además curse casi todo el secundario. Los curas
Salesianos imbuidos del espíritu de las enseñanzas de Don Bosco
fueron un importante hito en mi educación.
La idea de San Juan Bosco de llegar al alma de los chicos a través
del esparcimiento y el deporte en un armonioso balance con lo
espiritual, me abrió un nuevo mundo.
El Colegio San Francisco de Sales junto con toda la enseñanza,
acentuó en mí el sentido de la piedad y el respeto por la vida.
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Yo había aprendido a competir en el Colegio San Cirano, ya que la
cultura inglesa es muy afecta a los deportes.
En el Colegio San Francisco de Sales se intensificó este hábito de
competir sanamente, ya que a través de los campeonatos
intercolegiales, actué reiteradas veces representando al Colegio ya
fuera en las maratones religiosas, torneos de ajedrez o atletismo,
eventos donde gané mis primeras medallas en la sana competencia de la
vida. Fue también una experiencia invalorable el haber sido varias
veces enviado a un curso inferior, cuando faltaba un profesor; la
interacción con otros alumnos tratando de conducirlos me aportó
enseñanzas valiosas, amén de colmar mis sentimientos de alegría y emociones.
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