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6. EL PODER Y LOS VALORES |
El hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios. En Dios no hay
diferencia entre deseo y acción porque es el potente.
El hombre debe transformar lo implícito en explícito desarrollando su
poder de co-creador, de donde el poder es el gran creador cuando se
entrega a la acción creadora. El antipoder es aquel que surge de la
nada, trata de tener lo que no es, no trata de ser; por lo cual
envidia y desea lo ajeno. El antipoder es el resentimiento.
El gran poder es el amor por lo imaginado que fuerza la acción
creadora. El poder es aquel que eleva del sueño a la realidad y aquel
que puede co-crear lo soñado.
Ahora bien, cuál es el límite del poder? Dijimos que cuando el que
ejerce el poder empieza a migrar del deseo de ser al de tener,
empieza a desvalorizar el poder, llegando en el límite al anti-poder
que en lugar de ser creador es destructor.
No es la bondad suficiente justificación del poder. Se puede ser
bueno y por no saber, llegar a cosas aberrantes por lo que el poder
puede producir en la sociedad (distribuir lo que no se produce y
destruir la unidad de producción: “matar la gallina de los huevos de
oro”)
Como el poder se ejerce en el mundo, la búsqueda de la belleza en el
mundo parece ser un valor trascendente, fundamental, que debe regir
el acto creador. Si la belleza es el resultado de la armonía entre
las partes y el todo, se podría decir que el acto creativo debería
estar regido por el objetivo de alcanzar la belleza como fin último.
La idea de Maquiavelo, que al ser vista superficialmente parece
cínica “el fin justifica los medios”, al privilegiar el fin último
sobre el mientras tanto, él toma como un fin último el proyectarse
hacia la belleza y parecería que apunta al mundo transformado,
convertido en el paraíso del hombre. La búsqueda de ese fin último
permitirá transformar nuestra vida.
Si vemos al poder como un contrapunto constante entre muerte y vida,
en todo acto creador está implícita la muerte de lo que es
transformado para a partir de allí buscar algo superior. Y si el acto
creador surge de la libertad, cómo puede el poder que se ejerce
ayudar a ese acto creador?
Cuando el acto creador surge de la libertad, y el poder por
definición limita la libertad, deducimos que el poder debe establecer
un sistema que maximice la libertad creadora.
La verdad parece ser otra característica esencial en el ejercicio del
poder. Si decimos que el poder se basa en la transformación que surge
de hacer explícito lo que se soñó, no puede ser un poder que apunte a
una ilusión, que se ejerza sobre lo falaz. Le quitaría la realidad y
la sustancia al acto creador.
Ahora bien, decíamos también que el sistema debería maximizar la
libertad creadora. Parecería ser que allí la bondad es la condición
necesaria para evitar tratar de llegar al fin último a través de
caminos aberrantes. Pareciera ser éste el límite natural del poder
que debiera ser ejercido.
En definitiva, el liderazgo será creativo cuando se base en la
búsqueda de la verdad, tenga como límite la bondad y apunte a que esa
transformación lleve a la belleza.
Este liderazgo parecería ser un acto supremo del hombre en el que el
hombre se asemeja a Dios.
El otro, el que usurpa el poder por resentimiento o por el poder
mismo será un liderazgo falto de contenido y que inexorablemente
terminará siendo tiranía, demagogia o cualquier otro tipo de
deformación del poder. Sólo apuntará a la satisfacción del que
detenta el poder cuando él debería trabajar para la satisfacción de
sus representados.
Daniel dos Reis
16 de julio de 2002
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