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9. EL AMOR COMO PRINCIPIO Y FIN DE TODO |
Este prólogo tiene como sentido entender las circunstancias en que se produjo la meditación que sigue. El 5 de julio de 2006 me encontraba sobrepasado por la situación de Ceteco Argentina, dentro de un proceso judicial persecutorio acababa de dar explicaciones en un amplio informe al juzgado, y ese día por la tarde me llama un gerente de una empresa proveedora para decirme que alguien que se decía mi amigo había mandado un mail difamatorio sobre mi persona, que tenía que hacer algo, que no podía consentir eso por respeto a los que habían trabajado conmigo. Si bien le dije que no era necesario, que no tenía sentido contestar dicho mail ya que los proveedores del sector me conocían y ese mail no iba a cambiar en nada la opinión que tenían de mi, lo cierto es que estaba desolado. Llegué tarde a casa, me senté en mi escritorio y en un abandono total me entregué a Dios diciéndole que ya no sabía que más hacer. Me fui a dormir y algo después de las 2 de la mañana me desperté; estaba como envuelto o invadido, con perdón de la palabra, por el amor. Todo era de una dulzura indescriptible. Es más, todo se me presentaba como diáfano y transparente, si bien no tenía interés específico en mirar nada en especial. Misteriosamente ese estado duró hasta el sábado 8 de julio, donde empezó a disiparse. Y en ese momento donde empezaba a percibirme el mismo hombre limitado que soy en lo racional y en mis sentidos, me esforcé por escribir racionalmente lo vivido. El texto que sigue a continuación nació con ese esfuerzo que mencioné pero al cabo de la primer carilla brotó como una fuente hasta agotarse, lo transcribí a medida que lo vivía durante esos breves minutos; a lo que plasmé no fue necesario cambiarle una sola palabra, más allá de las restricciones que el mismo muestra por haber pasado por mi limitada racionalidad de lo acontecido. Hoy estoy convencido que ese tiempo que duró la experiencia el buen Dios me sostuvo en sus manos para que no me derrumbara, mostrándose como no lo había conocido hasta ese momento.
EL AMOR COMO PRINCIPIO Y FIN DE TODO
Verdad, Bondad y Hermosura solo alcanzan su trascendencia en el amor. Sin el, solo son manifestaciones del ego,
parciales y fraccionarias, solo en el amor, tienen la integridad de lo universal.
Podemos intentar relacionarlas con el hombre y con Dios Trino.
El hombre solo rompe el dualismo y se manifiesta íntegramente como tal cuando une en el amor a cuerpo,
psiquis y mente. El proceso de amar, cuerpo, psiquis y mente, lo lleva a la sanación y lo introduce
en la escala de la trascendencia.
Si Dios es amor y por amor realizó la creación, está en el hombre implícito el mismo, en su mas
profunda intimidad, su búsqueda de la felicidad es la intención de hacer explícito ese amor.
Si Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo tienen como sustancia común el amor, Dios Padre piensa, y al pensar ama
y como en Dios acto y potencia son simultáneos, al pensar crea y ama lo que crea. Piensa el Padre al Hijo
que se manifiesta, ama el Padre al Hijo y el Hijo ama al Padre, compartiendo el Padre y el Hijo el amor
del Espíritu, Espíritu que a su vez procede del Padre y del Hijo y se manifiesta en la creación.
Cuando el hombre actúa como hombre natural, según su ego, las manifestaciones del cuerpo, o de
la psiquis, o de la mente solo son naturales, por lo cual se evanecen en el tiempo, no son trascendentes,
solo las alienta el hálito natural, carecen del soplo del creador.
Les falta la sustancia del amor, no son impulsadas por el Espíritu Santo.
Si el cuerpo, psiquis o mente, son arrastrados por la pasión del ego, no se plasma su acción en la integridad,
sino en las divisiones. Es su resultado el sentido de opresión ante la falta de libertad de la realidad
que se vive, el otro, o el entorno, son los carceleros que lo limitan. Solo avanzo si lo hago
a expensas de otro, ya sea que las proyecciones del ego sientan la limitación en lo físico, afectivo,
o mental, la consecuencia es una concatenación de odios, envidias y rencores, que anclan a la persona
inmovilizándola e impidiendo su desarrollo, vaciándola de su ser y proyectándola hacia la nada. Incluso en el
aparente éxito material, donde la persona ha crecido, en poder, dinero y disfrute de los sentidos, a
nivel profundo percibe cada vez mas el sentido de vacío, los miedos y el sentido de esclavitud lo van
llevando a acelerar su comportamiento hasta llegar a una crisis.
Si la verdad es el ideal del ser, ésta solo se manifiesta en el amor, porque solo en el amor se alcanza
la universalidad que la exime de la parcialidad.
Si la bondad es el ideal del hombre esta solo se manifiesta en el amor, solo en el puede fructificar
y ser trascendente. No hay acto de bondad si no se enclava en la sustancia del amor.
Si la belleza es el ideal del mundo, no escapa tampoco a ser tal solo cuando es en el amor, porque solo
en el alcanza el carácter de universalidad que no existe en la hermosura que no tiene la sustancia
del amor, por lo cual solo es aparente.
Ahora bien si Dios es amor, y en el se manifiestan la verdad, la bondad y la hermosura, toda la creación
tiene implícita las mismas por provenir de El.
Podemos atrevernos a decir que el Padre fuente de toda verdad le dio el ser a toda la creación, que
el Hijo llevó a cabo la manifestación plena de la bondad como ideal y realización del hombre en el amor,
y que el Espíritu Santo procediendo del Padre y del Hijo vino a insuflar la hermosura en el mundo
para restaurar el paraíso original.
Surgirá que solo por la gracia divina el Hombre alcanza la felicidad y al plasmar el ser en si mismo
y en todo su accionar alcanzará además cada Hombre su desarrollo, se irá conformando así un mundo nuevo,
de acuerdo a la impronta del Creador, donde de la diversidad de todas las criaturas, surja un universo
que es uno en el amor, sin fisuras donde todo ya es con Dios y participa en el gozo contemplativo
del Creador.
Como el Hombre no está terminado, sino que está en un proceso constante de realización,
busca constantemente la felicidad, descubriendo a cada paso que la felicidad alcanzada en el orden natural
es efímera, dejando cada vez un vacío mayor.
Es así que participando de la gracia que lo abre al amor, comienza un largo camino donde va corporizando
el espíritu y espiritualizando el cuerpo. Percibiendo cada vez mas claramente en forma empírica que
a mayor avance en el proceso, mas necesidad tiene de ahondar en el y que a medida que lo hace se va
llenando de eternidad cambiando la concepción del universo, alejándose de la visión de un
universo alienante y acercándose cada vez mas a un universo de amor al cual se siente cada vez mas integrado.
Pasando a ser a través de la gracia Divina la presencia de Dios, una realidad mas clara y latente que
le brinda especiales momentos de paz y creatividad.
A su vez las contradicciones del mundo comienzan a adquirir otra perspectiva no abarcadora,
que se aparecen como pequeños espacios de vacío de amor que aún faltan llenarse.
Va cambiando a su vez la visión de la humanidad entera que se ve en proceso de realización, apareciendo
los hombres como hermanos, al verlos a todos como Hijos de Dios insertos en la misma búsqueda
de felicidad, ya sea equivocada o no y al verlos como hermanos, solo desea el bien común, que lleguen
a la verdad y solo valora lo que hace a la hermosura trascendente en el otro y en el mundo. Por lo cual
solo ve la unión con el otro en las diversas manifestaciones de amor del que sea capaz cada uno.
Entendiendo la realidad de cada uno y tratando de propender al crecimiento en el amor de la verdad,
la bondad y la belleza. Sin juzgar. Solo manteniendo la esperanza y la Fe en la evolución del otro.
A su vez, no se compara, pero siente lo lejos que está aún del amor de Dios, de la verdad absoluta,
de la bondad absoluta y de la hermosura absoluta. Sin embargo siente que está caminando y solo aspira
a solicitar a Dios que le infunda su gracia para que viviendo en el amor lo adore y al contemplarlo
se vaya asemejando a El, haciendo siempre su divina voluntad.
Ve su cuerpo con una visión distinta donde lo ama como es, ama todos sus órganos y los piensa y mira con amor,
en los distintos momentos de su vida más o menos plenos, más allá del momento que su cuerpo viva.
Ama su corazón y su sentimiento más allá de sus flaquezas, es conciente de la distancia por caminar
e implora constantemente que su mente se proyecte iluminada por el Espíritu Santo para que su obra
esté impulsada por el hálito del creador.
Lo afectan cada vez menos los ataques sufridos, sufre más por el desconocimiento del otro que actúa
de esa manera, que por el daño que le infringe.
La búsqueda de la verdad, el intento de plasmar la bondad en los actos, y la búsqueda de la
hermosura en el proceso creativo, pasan a tener cada vez más importancia en su acción,
relativizando la importancia de otras variables.
Comienza a ver cada vez más a los otros como hermanos a los cuales quiere servir para alcanzar la felicidad.
Comienza a avizorar como al irse plasmando la acción del creador, todo comienza a volverse fecundo
y comprende que si llegara más lejos en el proceso la multiplicación de los panes sería lo normal.
Comienza a ver como la búsqueda del poder, el dinero o del disfrute de los sentidos, son cada vez
menos importantes o adquieren otro carácter, transformados en verdaderos medios al servicio de
los ideales, en el caso del disfrute comienza a hacerlo de estados contemplativos que lo llenan de
otra manera, pasando a convertirse en verdaderas experiencias de amor, donde el Padre le muestra
las estribaciones de su reino, esta intuición del amor de Dios lo va llevando a un enamoramiento cada vez
más intenso, donde quiere entregar cada vez más tiempo y energía al enamorado.
Apareciéndosele el resto de las actividades como pocas valiosas, sin que lo entusiasmen y solo lo alegran
en la medida que lo acercan a el.
Percibe claramente como en estos estados contemplativos, solo hay vida y la misma es superabundante y
solo está limitada por la capacidad de abrirse a ella. Percibiendo además como la muerte o la nada,
se evanecen cuando está en estos estados. Busca cada vez mas modelos en los Santos y ayuda de Dios para
que lo guíe en el camino y le infunda su gracia.
Ve a la Virgen como la madre de la gracia y trata de imitarla al ver que ella amó tanto al Padre,
que el Espíritu Santo descendió sobre ella, dando a luz al Hijo, llevando a su máxima expresión la entrega,
incondicionada en amor al creador, para alcanzar la felicidad y la realización.
Amó tanto a los hermanos, que entregó a su Hijo amado para que ellos lleguen a tenerlo, participando
del proceso de muerte y resurrección del Creador.
Ve en ella a la madre amada que inicia al Hijo en el proceso de trascendencia y como tal Madre
de toda la Iglesia, a la que ve como el verdadero proceso de realización del cuerpo místico de Cristo.
Percibe su insignificancia en la creación, no por eso disminuye el valor de su misión en el plan creador.
Buscando permanentemente la realización del plan divino según lo que Dios sembró en el. Señor si tu me sueñas,
mis sueños serán tus sueños. Por lo cual busca en el amor esa apertura al creador.
Trata de entender y remediar los errores del pasado con su acción del presente, en un aprendizaje en el amor
donde implora la gracia del creador.
Sabe que todo está por hacerse y que solo ha dado los primeros pasos y ruega a Dios lo ilumine en su caminar.
DANIEL ALBERTO DOS REIS
Meditación: Día 05/07/2006 (2AM-06)
Escrito : 08/07/2006
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